lunes, 25 de febrero de 2008

Ka-pow



Al final, se rompió la tetera; Jemie se limitó a bostezar y a taparse un poco con la manta. Acto seguido giró la mirada hacía donde ellos estaban y les mandó un incendiario “ya os avisé” para después volverse a acurrucar en el raído sofá y seguir con la siesta. Pegó lentamente los ojos y los mantuvo en esta posición durante un largo rato.

Los niños habían decidido cambiar de zona de juegos y, sentados sobre las pegajosas baldosas de la cocina, se tiraban galletas mojadas de zumo y leche. Samuel se había apropiado de casi la totalidad de las municiones y le estaba dando una soberana paliza a Elliot, que, contra todo pronóstico estaba convirtiendo su derrota en una deliciosa victoria con sabor a chocolate. Cuando no quedaba ni una sola galleta fuera del estómago de Elliot, los dos hermanos se miraron y prosiguieron la marcha al unísono, como movidos por una misma ley invisible que les susurraba que la sesión de juego debía continuar en el salón.

Jemie se había incorporado y fumaba medio desnudo, con un canal cualquiera llenando el vacío de la habitación. Cuando vio llegar a los pequeños suspiró resignado y miró para otro lado.

-Si os quedáis aquí vais a tener que estar callados, del todo –recitó, sin ganas, como solía hacer todas las tardes. Los niños abrieron los ojos sin inmutarse; aún no podían entender ni una sola palabra y si se guiaban por el tono de Jemie, sin rastro de pistas melódicas, sólo llegarían a la conclusión de que su hermano se había tragado una bruja aburrida.

Mientras Jemie era hipnotizado por un combate de boxeo, uno de los niños se puso a gatear sin dirección definida. Mientras, el otro le observaba atentamente. Como si del propio rey de las travesuras improvisadas se tratase, hizo un giro y con un brillo en los ojos difícilmente clasificable, se dirigió a la pizza que Jemie había pedido hacía tan solo media hora y de la que, por lo visto, se había olvidado completamente. La caja cuadrada estaba abierta, tirada sobre la moqueta, y al niño le debió resultar imposible no caer en la tentación. Con la contundencia extra que le otorgaban los pañales, sus pequeños glúteos de bebé se sentaron sobre la masa redonda, aplastándola con fuerza. Al levantarse, del tejido acolchado del pañal colgaban trocitos de beicon y piña. La risa descontrolada del otro niño despertó a Jemie de su ensueño en el interior del ring.

Rondar los nervios de un adolescente sobre-hormonado debería ser considerado deporte de riesgo, cuyos campeones del mundo serían los pequeños Samuel y Elliot.




11 comentarios:

Pugliesino dijo...

Hoy en día una buena vídeocámara puede captar los momentos cotidianos.Eso es lo facil.Lo dificil es hacer lo mismo pero con palabras,y conseguir,con una lectura amena,igual o mejor efecto;porque nos llevas en tu relato a sentir el impacto de las galletas,a ver el mundo a través de los ojos de los peques,a escuchar el perfecto apizzaje y palidecer ante la mirada de Jemie.A entender el Ka-pow.
Una vez más muy buen relato,un abrazo!

Petit Bonbon* dijo...

¡Hola Cris!

La verdad que poco más que añadir a lo que te dice Carlos.Me ha encantado el relato;esa sensación de meterte de lleno entre sus líneas me chifla :D
Muy bueno,de verdad...¡Quiero una recopilación de tus relatos!
Por cierto,¿te has presentado a algún concurso de relatos,o algo así?

Un besazo GIGANTESCO+(L)

Petit Bonbon* dijo...

¡Oks Cris!Me alegro un montón de que te guste :D

Espero que vaya para delante,quién sabe a dónde podemos llegar...

Un besazo GIGANTESCO

LaMaga dijo...

Dios, es el vivo retrato de mi hermano >< madre mia, cuesta seguir el nivel de esta pagina

Pedro dijo...

Así que eso fue lo que le paso a la pobe tetera...(y a la pizza XD). Un escena muy bien retratada, por suerte conquince años no tenía hermanos tan pequeños, si no no hubiera logrado comer una pizza XDXD


Un abrazo,

Pedro.

Petit Bonbon* dijo...

¡Hola otra vez!Jeje!

Pues a ver si para otra intentona tienes más suerte :)

El pedido no te preocupes,que no tienes compromiso,cuándo puedas me lo haces y listo!

Tú también te estás convirtiendo en mi madrileña favorita^^

Un BESAZ0

Jan Lorenzo dijo...

Ha estado graciosillo... jejeje... Me imaginaba a los niños haciendo de las suyas por ahí mientras su hermano mayor pasa de ellos... Y viendo algunas familias... Real, real, real...

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

tormenta dijo...

Un cuentecillo mu bien contao nena!!
me ha gustado.
Espero que te lo pases bien por Barna city y que aprovecheis el tiempo. Os voy a echar de menos Dña. Gazapos...

un besillo

Popi dijo...

Buen retrato de un momento. Sigues dándole muy bien a esto de las letras.
Por cierto, no podré ir hoy a las 12 tampoco. Te avisaré en breve por sms. XDD. La vida...
Un besoooooooo y en dos semanas, si no pasa alguna catastrofe rompeesquemas, nos vemos!
:)

Petit Bonbon* dijo...

Gracias Cris :D

Lo de las polaroids es un truquito que tngo,jejeje.

¿Qué tal por Barna?Qué envidia!

Un besazo GIGANTESCO^^+(L)

Laura Luna dijo...

Llego a ser el hermano grande y se llevan unos buenos cachetes XD Teniendo en cuenta que la pizza para mí es un manjar de dioses... Qué leches, es que ni me habría olvidado de ella :P

Veo que has querido ensayar con el realismo. Es un buen relato, aunque debo confesar que prefiero tus relatos surrealistas:$:$:$:$, aunque, contra gustos...

¡Muchos besos!
Mun