lunes, 7 de abril de 2008

De cuyo nombre no quiero acordarme



La mano no me tiembla mientras acerco la cerilla al cigarro que cuelga de mis labios. Hace ya un año que Alonso Quijano nos dejó, su pobre caballo probó la misma suerte pocos meses después. Rucio y yo lo llevamos como el ánimo nos lo permite y debo reconocer que no está siendo tan duro como imaginaba. Lo echamos de menos, por supuesto, pero la vida sigue ofreciéndonos su intenso sabor, aunque sea a base de edulcorantes, y no podemos desaprovecharlo.

Como cada noche, preparo mentalmente nuestra incursión del día a las calles madrileñas. Las farolas acaban de estrenar su brillo nocturno, mi piel disfruta de la frescura de una noche primaveral en la capital. Poco a poco noto como mis articulaciones salen de su letargo y, sin dejar de mirar al horizonte, me acomodo en la silla de cuero. Rucio todavía duerme y su profunda respiración parece indicar que esta noche me costará despertarle.

No hay prisa por lo que me dejo llevar por la calma artificial que me regala cada calada. Una pareja, de la cual solo distingo dos pares de vaqueros y una cabellera rizada moviéndose con la justa cadencia, ha pasado al mundo de las hormonas primaverales y, como en una pelea de perros enamorados, se restriega por el césped. No les culpo, yo también lo haría si tuviera oportunidad. Al fin y al cabo el parque está vacío a los ojos de cualquiera así que ¿para qué preocuparse de miradas indiscretas si ni Rucio ni yo se las podemos, en teoría, proporcionar? Considerados poco más que mobiliario urbano, nadie podría sospechar tal cosa de nosotros.

Una de las patas grises de mi borrico de piedra comienza a moverse. Segundos después Rucio me dirige una sonrisa socarrona y sus pequeños ojos me avisan: podemos partir cuando quiera. Entrañable y noble animal, jinete alguno podría soñar compañero mejor. Madrid nos espera.

Sancho, peculiar personaje que la literatura quiso convertir en estatua de una placita de Madrid, aguanta y se acomoda al siglo XXI con una caja de Ducados y un mp3 en la bolsa de viaje.
Y si no os lo creéis, buscadle.

"Premio" para quien me diga la localización exacta del relato; creo haberlo puesto fácil. Tendrá más mérito (y, quizá, más recompensa) sino vives en los Madriles. ¡Buena semana!

10 comentarios:

Jan Lorenzo dijo...

Pues vengo para decirte que me parece un derroche de imaginación lo que has echo despertando al pobre Sancho en nuestros días... jejejej... Me ha gustado mucho...

Y quizá venga a por mi recompensa... Porque estoy segura de que es en la Plaza de España, con Cervantes detrás, vigilándolos siempre... (Y no soy de los madriles, pero lo recuerdo, porque mi primer día allí en la capital tú, aarón y yo pasamos por allí en el mini recorrido que me hicisteis... Muy buenos recuerdos)

Tendré recompensa?? Espero que si...

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Pugliesino dijo...

No es vida solo aquello que cabe en el raciocinio. La vida puede hallarse en cualquier cosa o momento, tan solo hace falta una pizca de magia, como de la que tú impregnas tus relatos. Nos descubres un Madrid que no aparece en las guias turísticas, pero que existe, por el que no pasa el tiempo. Tan solo hay que creer.
Un abrazote!

JuAntonio dijo...

Me ha encantado.. al principio no estaba mu puesto en lo q leía.. pero has conseguido atraparme en la lectura y no despistarme para volver a leer (q llevo ya no sé los blogs leídos).. y sí, me ha gustado por dos cosas: 1.- has jugado con el lector.. no sólo le haces leer y despertarle sino q además, haces q la lectura sea como el enunciado de un juego.. q el q no es de Madrid utilice, nada más acabar, la barra de búsqueda del google.. 2.- yo no soy de Madrid pero estuve hace 4 días.. y sí.. estuve allí, coincido con Niobiña en q es la Plaza de España; llegue allí desde Moncloa, paseando y disfrutando con mi plano en mano, cual guiri de provincias.. me has hecho recordar mis días allí q se estan haciendo inolvidables.. GRACIAS!

Volveré a leerte.. y a Madrid vuelvo este domingo.. ja!

Anónimo dijo...

Pues de tantos viajes hechos a Madrid, nunca me ha dado por pasar por Plaza España.
Me daré un salto por allí la semana que viene, intentaré sacar un rato para visitar a Rucio, y que me enseñe esa magia con la que escribes.

Un saludo!

Anónimo dijo...

Vaya vaya, parece que mi logopeda favorita tiene una 'pluma' de oro para escribir... Que relato tan bonito, al principio pensé que Rucio era tú Sarcozy y que tú eras la amiga de Berto de pasear al Rucio... Jejeje...

Yo coincido en que es la plaza de España, pero no porque haya estado, que estuve, sino por oportunismo y habiendo leido los anteriores comentarios, jejeje...

Un besazo guapa!

Iván Valverde.

Petit Bonbon* dijo...

¡¡Hola Cri!!

Me ha gustado lo que has escrito...
Y también la sensación que dejas al llegar al punto,¿y final?,de tus maravillosas líneas;el darle la vuelta a lo que he leído: "¿Tendrá ese sentido obvio,o habrá algo más allá de lo que estas palabras nos quieren decir...?Como te decían en un cometario anterior,es como un juego.¡¡SIGUE ASÍ!!

Y no tardes en estrenar un nuevo post.

P.D.:Acabo de llegar a casa y he visto tus llamadas en el móvil.

¡¡¡MIL BESAZOS de tu Angelito Croqueta!!! ^^

JuAntonio dijo...

Pues deberías leer la 1ª parte,
sinceridad ante todo ; )
Y sí, soy nuevo en ElCuentaCuentos. Es mi segunda historia. Y debo decirte q la primera tiene segunda parte tmb así que.. te veo releyendo la mitad de mi blog,
sinceridad ante todo : P

... mi email lo tienes en el perfil pero viendo lo q tienes q leer entre secuelas y demás... te lo dejo aquí..

juantonio_g_n@hotmail.com


Ósculos pa'ti!

Anónimo dijo...

Vaya, si es Plaza España, yo recuerdo muy poco,hace años que fuí; lo que mas recuerdo de allí son los carteles de los bares donde ponía lo que ofrecían,jaja. Sobretodo porque ponían cosas en plan, bacadillo de calambares, gambas del museo, choricillos de noseke; lo de las gambas del museo me intrigó, ¿deben de ser gambas que viven en algún museo y las sacan para que las comas?

A todo esto, soy el sr amarillo,jaja, me dejo intrigado tu comentario, que salga por ahí la mascara de gas que traje de Berlín y que el mono ese haya estado con tantos famosos. Como lo haces?

tormenta dijo...

Mucha magia Cris! el relato tiene una sencillez genial, surrealismomagico, se me ocurre en este momento, aunque no se si deberia haber definición para estas cosas.
Espero que lo pasarais bien en bcn :) esta tarde, ya desde casa me veo todo los videos que tengo atrasados de Mr. Nilson :D
Un beso!

Laura Luna dijo...

Chapeau. Es muy tierno y emotivo la humanidad de la que dotas la estatua. Un relato cargado de magia y sentimiento, con el cuidado y el corazón en cada descripción. Desde luego, he de pasar por aquí más a menudo.

Y eso que el Quijote no me gustó, pero me has hecho a Sancho más adorable^^

Besines quijotescos,
Mun