domingo, 1 de junio de 2008

La muerte es amarilla

Quedan tres minutos y medio para ahogar el silencio así que decide aprovecharlos para terminar el artículo. Cuando esto sucede, cierra el amarillento diario con brusquedad y se limita a seguir esperando. Aún no se han apagado las luces, por lo que la esfera del reloj le chiva el retraso con claridad.

Los congregados comienzan a repartirse miradas, soltando carraspeos y suspiros que se esparcen por toda la sala. Da la sensación de que se regeneran de alguna forma, que una vez emitidos por la garganta en cuestión, crean una nueva versión de sí mismos y se dejan sonar por los recobecos del teatro, muriendo y renaciendo una y otra vez. Puede ser, también, que los carraspeos y suspiros se reproduzcan entre ellos, dando lugar a una prole de esperpénticos sonidos nunca antes escuchados que, a su vez, formarán otros, creando generaciones sin fin.

Dado este mar flotante de decibelios de manos de un público impaciente, el silencio lleva un buen rato herido: ya solo queda rematarlo. Para ello el telón debería arrancarse la pereza y separarse en dos mitades, lo cual no termina de suceder. El espectador del diario antes citado, rebusca entre uno de los bolsillos de su gabardina amarilla del que en seguida extrae un papel arrugado. Éste le confirma que la representación debería haber comenzado hace ya veinticinco minutos. Decide seguir esperando. Mientras, una docena de personas abandonan sus asientos y se dirigen enfurruñadas a la salida. Sin embargo, antes de que lo consigan un ruido sordo se traga a todos los demás y las puertas se cierran de golpe. Antes de que dé tiempo a ninguna reacción clara, los focos resaltan el escenario. Una figura negra, enmascarada y desconcertantemente elegante se erige sobre las tablas. Toc toc, dos pasos sobre la madera, un guiño hacía el palco. Segundos más tarde el silencio sigue muerto, gritos de pánico sustituyen a los suspiros, y un cuerpo se desploma sobre un diario de artículos ya leídos.


6 comentarios:

Patrimònic dijo...

hola!!!
Soy Paulilla_!! del blog de Berto!
Nada solo saludarte y echarte una firmita, ya que tu me diste la bienvenida ;)
Pásate cuando kieras por el mío y estamos en contacto!!!

Rebeca Gonzalo dijo...

Me ha desconcertado el relato, porque lo que parecía una reunión era en realidad una obra de teatro y eso me gusta significa que la figura del narrador omnisciente ha cumplido su cometido.

Pedro dijo...

Jo, muy bonito, con un párrafo, el de los carraspeos, que me ha parecido precioso. La historia me ha parecido un tanto nebulosa, pero el estilo me encanta. Vamos que da gusto leerlo. Muy original.


Un abrazo,


Pedro.

Anónimo dijo...

Llévate un flotador a Zaragoza neni, porque con la que está cayendo lo mismo salis en barca. No se nada de Madris aún, pero te tendré informada ;)
Pásatelo muyyyyyyyyyyy bien, si eso una noche te pego un toque para ver como andas, que lo mismo nos vemos antes en Zarag que en Madrid si ejke.... muaccccccccccccccc

Jara dijo...

Me gusta sí, porque está ambientando en el lugar justo, al que pertenezco (o pertenecí) y porque el final te despierta y hace que vuelvas a leerlo otra vez!!


1 besito guapa. Manten en pie esas neuras :)

tormenta dijo...

como siempre algunas frases son apoteósicas.
ole niña! ^^ te ha salido un relato muy inquietante.

un beso