domingo, 30 de marzo de 2008

Cumbres y piquetas



Supo que había sentido miedo cuando miró hacia atrás sin que ninguna causa lo justificara. Como una autómata, se arremangó la tela de los holgados pantalones de lino que le habían acompañado durante todo el viaje y prosiguió su andadura, intentando apedrear cualquier sentimiento de temor y confiando en su, hasta ahora, impoluta buena suerte.

De pronto, su mente se fue inundando de pensamientos que llegaban a él como llamados por una señal de auxilio. Parecía que su interior había rozado el botón de alarma al intuir las horribles consecuencias e inseguridades que traería un cuerpo conquistado por el miedo, en su mayor parte irracional. El hombre se vio a si mismo en la taberna, rodeado de pintas y amigos que no hacían más que intentar disuadirle. Más tarde su recuerdo voló caprichoso a una casita de Palermo donde sus padres jugaban al ajedrez mientras él se rodeaba de mapas. De Palermo voló al tren que le llevaba a Suiza y así constantemente: por más que lo intentaba no conseguía invocar otros recuerdos que no tuvieran algo que ver con cumbres y piquetas.

Se acercaba a la zona más delicada y sospechosa, sobre la que más fábulas se contaban, y el anochecer ya se dejaba entrever. Haciendo caso omiso a sus sospechas, el hombre se acomodó en un recodo del camino, en el interior de una pequeña cueva, siendo el sueño el principal invitado del refugio. Los ronquidos comenzaban a hacerse oír cuando una diminuta pero tosca cabeza salió de su escondrijo. A esta primera le siguieron otras muchas, de un color entre marrón y grisáceo, similar a la anterior. Parecían reír a carcajada silenciosa. Una docena de estas criaturas se abalanzó con extraña delicadeza hacía el viajero, cuyo sueño parecía inquebrantable. Poco a poco fueron levantando su cuerpo inmóvil hasta conseguir alzarlo tres palmos del suelo y, sin producir ruido alguno, la comitiva lo cargó hasta las proximidades del inestable puente colgante. Una vez allí los ojos de canica de la improvisada procesión se volvieron de un rojo brillante y las risas, hasta entonces casi inaudibles, comenzaron a resonar entre el eco de las montañas. Al grito de lo que parecía el tercer número de una lengua muy primitiva el cuerpo del viajero cayó y se perdió en la lejanía de la altura de los Alpes.


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Con lo que me gusta a mí salir de acampada libre.... Me has metido el miedo en el cuerpo y seguro que sueño con hormigas rojas cargando conmigo o algo así.
Una historia tan buena y original, que me deja sin palabras....
Un abrazo.

Indi dijo...

¿Qué son? ¿Las ardillas psicópatas de Milka?:) Me ha encantado esa mezcla entre Burne y Límite Vertical. Mu bonito¡¡ ah¡¡ ya te cuento cosas de lo de Iván, que nos vemos esta semana ;)

También para mi es un placer leerte, besos guapetona . muac

Klover dijo...

jajajajajaja

Muy bueno lo de las ardillas psicópatas de Milka, Indi...todavía me estoy riendo ^^

Jan Lorenzo dijo...

Miedo infinito por siempre jamás a salir de acampada por ahí y dormir al raso... Uffff... La verdad es que me he quedado con la curiosidad de saber que porras (por no poner "coño" jijiji) son los "seres" o "personajillos" que tiran al pobre hombre por el acantilado... Qué son? Qué son? Qué son? Ainssss... La curiosidad mató al gato, lo sé...

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

alguien dijo...

Me encanta porque en eso consiste el secreto del terror, en dejar lugar a la imaginación. Ya sabes, con eso de que cada uno tiene unos temores, esos ojos, esas criaturas en la noche pueden ser mil cosas... carcajadas silenciosas, brrrrrrrlrrrlrrr...
Ciertamente lovecraftiano :)
Te sigo, te sigo!

besos!!

Anónimo dijo...

Me encanta el adjetivo "impoluto"!!
Maravillosamente escrito. Me encantan los relatos de criaturas fantásticas y maliciosas que se dedican a hacerle perrerías a la gente!!!

Mae_mia dijo...

Otra cosa más para tenerte en una nube: escribes de fábula!
Los relatos fantásticos son mis favoritos, supongo que poder "ver" la imaginación de una persona hecha historia, me apasiona.
Sigue así tia, eres una crack!!

Un besazo así de grande (imaginate mis manos marcando una longitud) ;)

Petit Bonbon* dijo...

¡Hola Cris!

Esto es un tanto redundante,cuando acabo de hablar contigo por teléfono y en este instante "hablamos" por el msn,pero aún así me reitero "¡Hola Cris!". :D

Me ha encantado volver a leer tus líneas,siempre es un grato instante de "traslado" a la situación que nos planteas.

¡¡¡MIL BESAZOS!!!+(L)

Anónimo dijo...

Y yo que me quedaba dormida en cualquier banco, a partir de ahora disfrutare menos de seguro...espero olvidarme pronto de los ojos de canica (rojos) uffff Que miedorrr.
Eres tremenda Klover, no cambias.
te mando un beso grandote.

tormenta dijo...

jajajaja, qué caña! me partía con tu relato y con lo de las ardillas psicópatas de indi. vaya genia que estas hecha muchacha... aunque da un poco de cosa no? jijiji, casi puedo escuchar esa especie de risilla maniaca en boca de los bichejos ^^. me ha molado! aunque eso no es novedad.

por más rabia que me dé no puedo acercarme a bcn el finde... seguro que no te sorprende, a que no? :P montad una buena!
mil besos

Pugliesino dijo...

Que gran narradora eres. Y no es solo este relato, sino diría que desde muchos atrás. Es como si te asomaras al balcón de la imaginación y contaras, nos contaras lo que sucede al otro lado de la dimensión. Un viaje fantástico en donde no conviene quedarse dormido.
Genial!
Un abrazote!!