domingo, 9 de septiembre de 2007

Cuatro sentidos

Cuentacuentos 28


Se mordió los labios hasta que le sangraron los silencios. Era la forma que tenía de castigarse.

De alguno de los coches del aparcamiento salía una música estridente que por suerte no oía. Una chica rubia con ropa dos tallas menor observaba su alrededor inexpresivamente desde la altura privilegiada de unos tacones que le hacían parecer una torre curvilínea de color azul cobalto. Un ejecutivo de corbata hortera y mirada despistada daba vueltas como un abejorro y de vez en cuando tonteaba con las teclas de un teléfono móvil. En la primera escalera que daba a la playa un grupo de veinteañeros de pantalones caídos y carcajada fácil cargaban bolsas de plástico blanco.

Un cielo desteñido, picor de arena en los ojos, olor a salitre y su compañero el silencio. Nada más.

¿Nada más? Sí, si que lo había... Gente que actuaba con un cacahuete por cerebro y corazón. Que presumía de sensibilidad, decía querer y admirar su(s) diferencia(s) y que luego resultaba ir disfrazada de camaleón.

Se sentó en la arena, junto a la escalera, a observar desde la lejanía aquellas olas silenciosas que saludaban a todo aquel que les prestase un poquito de atención, pero sin acercarse. Justo al lado la panda de las bolsas bebía sin parar, riendo sin volumen.

Dejó de morderse el labio, había dolido pero era una manera estúpida de encauzar la rabia. El silencio seguía sangrando. Odioso silencio... Cuatro sentidos y un cóctel de sentimientos donde la reina era aquella rabia intrusa que se le había colgado de los ojos.

-¿Porqué no lo olvidas? Deberías irte- se repetía, pero seguía allí... Soportando.

Cerró los ojos. Culparle a él no le calmaba. Tampoco echarle la culpa a la puta sordera, ni a la de verdad... ni a aquella figurada que no le había avisado; habría bastado con un simple “no te fíes, no es más que un cabrón”. Pero, como siempre, no pudo escuchar. O no quiso. ¿Porqué no existiría un aparatito que radiografiara a las personas? En Javi, aparte de vísceras y un montón de huesos, habría descubierto un trocito de kiwi bombeando sangre.

Comenzaba a anochecer. A principios de octubre la temperatura junto al mar seguía siendo suave. Elena abrió su segunda cajetilla de Malboro; le llenaba los pulmones de mierda, sí, pero también se llevaba flotando el cabreo. ¿Javi quería una chica que no tuviera que leerle los labios? ¿Quería una que pudiera acompañarle a conciertos sin parecerle un sinsentido? ¿Qué bailara sensualmente al ritmo de música inaudible? ¿Qué escuchara sus hipócritas te quieros o las ardientes palabras que le dedicaba en la cama? Lo tenía fácil: estaba rodeado de chicas así... pero no encontraría nadie como Elena...

Poco a poco se fue encontrando mejor. La playa, la calma, la brisa... -todo palabras femeninas, que casualidad- habían hecho que, en un tiempo récord, el odio se convirtiera en simple indiferencia. Sabía que en pocas semanas volvería a caer, que la carne no era de hielo, que no se podía negar a una buena mercancía de vez en cuando. Si hacía falta ella también podía fingir tener un trocito de kiwi por corazón.


14 comentarios:

Anónimo dijo...

Primer!!! Y que te voy a decir, que me encanta, que describes muy bien ese silencio, la rabia, y el aislamiento. No había pillado al principio lo de la sordera, jejeje, a ver si yo también voy a tener un cacahuete por cerebro... bueno no, eso son otros, jajaja.

Enhorabuena por el relato, es una maravilla, tanto como esa brisa marina.

Muchos besissssssssss

Anónimo dijo...

Gupa!! Que hacía mucho que no pasaba a leerte y me ha encantado! Y que cierto que hay mucha gente que parece que tiene un trozo de kiwi por corazón, o algunos ni siquiera eso...
Me ha encantado esta historia, de verdad, real como la vida misma.
Besitos verdes, pero hoy de kiwi no ;)

Anónimo dijo...

Pues yo paso por aquí también encantada. Hechizada tras ese silencio contenido en rabia. Ese que derrite los adentros para que la fuerza se sienta en los ojos.
1 besazo
Jara

Anónimo dijo...

Como todo lo que uno lee, más allá de si es triste o no, lo que importa es cómo lo has dicho, cómo está escrito.
Y tu relato, es una película. Cargada de imágenes, de climas.
Dejando de lado si es triste o no, el relato es fantástico.

Un beso desde los mares del sur.

Pugliesino dijo...

Siempre consigues extraer de la frase aquello que permaneció desapercibido. Es el mar el que se lleva la mirada desde la escalerona, sus olas, su azul, y tú reparas en los silencios que sobre la arena ven pasar la vida, gritando con el alma su derecho a ella, reparas en esa parte del mundo que no sale en la postal, y con una magnífica narración nos la describes.
Felicidades por un muy buen relato.
Un abrazote!

Mj dijo...

(Nada hay mejor que bailar al ritmo de la música inaudible, por otro lado)
Cambiemos los kiwis por granadas :)

Besos gordos y arriba con esos exámeneeeeeeeeeeeeeeeees

Anónimo dijo...

No sólo se pilla, sino que mejor y más claro no se puede decir.
Me encanta como escribes normalmente, pero en esta historia has logrado encenderme y ver esos silencios que describes y que conozco muy bien.
Un placer pasar por tu espacio niña.

Queralt dijo...

Muy bueno. Muy bien escrito y muy bien desarrollado. Me gusta mucho, mucho. Describes muy bien cómo se siente en esa isla de silencio. Y sí, ¡que le dén! a los tontos del culo que no sean capaces de ser ellos mismos y de saber apreciar que TODOS podemos amar, cada uno con lo que tiene y con lo que puede. Lo que importa es la intensidad y la VERDAD que ponemos en ello...

Me ha gustado mucho. Gracias.

Cerecitas olorosas y brillantes besos.

Queralt.

Maya Takameru dijo...

Muy bueno, tantos gritos en el silencio y fruta por corazón. Me ha encantado ^^

Laura Luna dijo...

Lo leí ayer, pero no me dio tiempo a comentarte. Lo he releído y me ha parecido incluso mejor que ayer :D Lo has descrito muy bien, y tienes una originalidad muy especial, no me cansaré de decírtelo. Me ha recordado a un avatar que vi hace tiempo:

WHEN I SCREAM, THE WORLD ONLY HEARS A WHISPER

Besos en silencio,
Mun

Óscar Sejas dijo...

Trozitos de kiki en lugar de corazones...tristemente la vida está cargada de personas con esas características.

Pero siempre se pueden seguir meciendo utopías, todo puede cambiar algún día o quizás no...pero al menos lo habremos intentado.

Un abrazo

wannea dijo...

O.O O.O O.O

esto.....
me encanta

Anónimo dijo...

Jolines neni... Nunca está bien tener un pedacito de kiwi bombeando la sangre... Aunque duela, es mejor sentir dolor que no sentir nada...

Me ha parecido muy triste, pero me ha encantado... Esta semana eres de mis 5!!

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Luz de Luna dijo...

¿Kiwi?, juas juas juas..uins perdón. Eres la reina de la ambientación y lo bién que escribes joia. je je.

besitos :)