domingo, 23 de septiembre de 2007

Cruz del Rayo

Cuentacuentos 30


Incluso el que menos esperas podría ser el que lo dijo, el que se acercó, retiró con suavidad los mechones necesarios y pronunció aquellas palabras, dejando tras de si un calor que permanecería días y días, como un potente perfume, pegado a tu cuello.

Antes de entrar, contó las marquitas del billete rosado. Solo quedaba un viaje, a la vuelta se las apañaría con las monedas desperdigadas por el bolso. Se dejó llevar por la lentitud de las escaleras mecánicas, cuatro en total, mientras decenas de pies recién levantados le adelantaban. A pesar de llegar tarde, no tenía prisa. Sonrió: la melodía de la pista número cuarenta y seis le hacía recordar a la del tetris. Miró a su alrededor y la sonrisa se acrecentó: el chico tatuado que bajaba saltando de dos en dos los escalones se había convertido en una espigada viga amarilla; la joven de la falda con vuelo era ahora una estilizada ele de color morado y la señora bajita del carro de la compra un torpe cubo rojo. Todas las fichas querían ser las primeras en llegar al vagón y conseguir asiento como premio.

Ya a punto de llegar vio como un tren esperaba paciente. Decidió no correr, seguir con su parsimonia. Se subiría al siguiente.

Se sentó y echó un vistazo al resto del andén. No estaba sola. Se giró con disimulo y se sonrojó un poco al reconocer al ocupante del siguiente banco. Por suerte, él ni se había inmutado, estaba ocupado pasando las hojas de una revista que simultaneaba dos de sus grandes pasiones: mujeres y coches. Ya eran las ocho y cuarto, los dos deberían estar en clase. Por lo visto habían coincido en la decisión de saltarse la primera hora.

El próximo tren va a efectuar su parada en la estación. Una voz femenina avisaba de la inminente llegada. El andén se había llenado de piezas de tetris en pocos minutos y le costaba identificar al chico entre tantos colorines. Aun así pudo distinguir su figura entrando en el vagón de al lado.


Mierda –pensó- ¿qué te costaba subir a este? Se consoló pensando que solo tendría que aguantar tres paradas. Entonces los dos saldrían y le abordaría con alguna duda de dibujo técnico o cualquier excusa tonta. Se sentó entre dos cubos rojos un tanto regordetes que hacían que su estancia en el vagón resultara algo apretada. Cerró los ojos y se puso a pensar en el chico.

No le dio tiempo a que su fantasía volará muy lejos. El tren comenzó a moverse bruscamente de un lado a otro y las luces que iluminaban el vagón se hicieron intermitentes. Las fichas de tetris cuchicheaban, empezaban a mostrar signos de alarma. Una violenta sacudida desequilibró el tren. Evitando así un posible descarrilamiento, el conductor se vio forzado a recurrir al freno de emergencia. Entonces una extraña calma se apoderó del ambiente. Las fichas se miraban unas a otras con curiosidad, como si de repente se hubieran percatado de la presencia del resto. Ella no. Ella miraba a través de la pequeña ventana que dejaba ver el vagón de al lado. El chico ya no estaba en su asiento.

Se escuchó un ruido fuerte y seco y las luces se apagaron completamente. A la imprevista oscuridad le acompaño un momentáneo silencio que fue pronto roto por los lloros de una pequeña viga amarilla. La madre de esta la tranquilizó en seguida pero ahora eran los murmullos de los ocupantes del vagón los que juntos sumaban un intenso sonido semejante a una radio mal sintonizada.

Fue entonces cuando, con la confusión de fondo, notó como alguien le acariciaba el pelo. La mano se deslizó con delicadeza por su mejilla hasta recorrer levemente el contorno de sus labios. El dueño de las caricias se agachó y se acercó a su oído... rozándolo levemente...

-He parado el tren para decirte que...


Ella se sorprendió pronunciando estas últimas palabras en voz alta, mientras él se las regalaba en un susurro. Poco después la voz se apagó y ella no tardó en suponer que él ya no estaba allí. El ruido de la maquinaria comenzó de nuevo y en escasos cinco minutos volvió la luz. La puerta que comunicaba los dos vagones estaba entreabierta. A través de la ventana contigua le llegaba una tímida sonrisa...




15 comentarios:

Anónimo dijo...

Sería bonito que ocurrieran cosas así, no?
Aunque no las veamos, ocurren ciertamente (quizá no tan exageradas pero con unpoco de imaginación, sí).
Me gusta la manera de definir a las personas; es muy de ti ;)
Iré pasando a visitarte poco a poco, no dispongo de mucho tiempo.
Me ha gustado el relato, sí, señorita Klover.
Un poco de magia a la vida nunca está de más.

Besos.

Hell.

Anónimo dijo...

me soprende tu imaginación. Consigues hacer las cosas diferentes y conviertes a una persona en una pieza del tetris con sentido y sentimientos.
Me ha encantado esta historia, en serio.
un besino guapa

wannea dijo...

T.T buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa cuando pueda dejar de llorar te diré que me ha encantado, que me has recordado muchisimas cosas, que me has emocionado porque hoy estoy tonta, no, porque tu relato es muy bueno, jo, maldito metro y malditos hombres, buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa gracias por hacerme despertar con una media sonrisa
bessos

Queralt dijo...

No puede ser que nos dejes así... ¡no puede ser! Corto, cortísimo relato y muy interesante desde la primera línea. Muy bueno lo de las piezas y las fichas, y muy bueno todo en general.
A ver, ¿serás capaz de dejarnos sin saber qué le dice ese, espero, tío cachas a la chica? jejejejeje, ¡qué fuerte! No me resigno y te pido, por favor, que sigas con la historia, que nos cuentes más de ellos,de lo que ha pasado en el metro, de lo que sin duda va a pasar ahora, depués de la sonrisa... va, chiqui, venga... no nos dejes así... ¡queremos más!

Gracias por tu comentario, ha sido el primero que he leído y me ha ayudado a aceptar el que he leído después en el space, jejejjeje, Jara me dice que a veces se nos va la pinza a Cuenca, y, después de unos minutos asimilando el comentario en su conjunto, ¡me ha hecho mucha gracia! jajajjajaja, recién levantada y me he reído un montón.
Bueno, recuerda mi petición, que la digo en serio, ¿eh?

Cerezas llenas de besos.

Queralt.

Luz de Luna dijo...

Oye nena sigueló...es geniál. Mira lo de las fichas de tetris es cojo-...Me he subido en el metro a hora punta cada mañana y ¡es que te sientes así!.juas juas. Muy bueno.
juas juas juas. Insisto sigue esa bonita instoria de amor...acuerdate...los que piden, los que cantan, los que te roban, los que te meten mano...anda que no tienes elementos...

Uy que risa...

Besitos

Laura Luna dijo...

Me ha encantado, Klover :D Una historia muy original y muy bonita, cargada de descripciones que me han resultado simpáticas, como convertir a las personas en Tetris :P Aunque yo más bien comparo a los pasajeros de un tren/metro con archivos .rar :P

La canción del Tetris la tarareo cuando ordeno un armario o intento meter mi comida en la nevera del trabajo.

¡Mis felicitaciones! :D

Besos con forma de L
Mun Light Doll

Anónimo dijo...

Me encanta la idea de ir viendo a todos los viajeros. Muy buena forma de introducir la historia. También me gusta la forma en que se acerca el chico. A pesar de la brusquedad del momento no deja de ser sutil y muy sugerente.
Saludos

Polux dijo...

oh!


tetris...


nunca lo habría pensado.



es una linda historia.

conoci a alguien que hizo algo parecido, pero en un colectivo



...


es un amigo mio y si le creo que lo hubiera hecho.




interesante...



saludos!

Anónimo dijo...

Caray... Que bonito... Cuanto sentimiento puesto ahí... jejejeje... Que me enternezco pronto...

Yo al principio pensé que iban a descarrilar o que alguien se había tirado a las vías (yo que soy algo macabra...), pero me ha gustado mucho más tu final... Donde va a parar!! Muchísimo mejor!!

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

Carabiru dijo...

Ves? como no voy a estar deseando leer tu cuento semanal?
Si cada vez que vengo consigues que me emocione.
Me ha gustado mucho mucho mucho, el detalle de las fichas de tetris es divertidísimo, y lo del susurro... me ha dejado suspirando!!

Anónimo dijo...

Vaya difícil que me lo estáis poniendo esta semana. Tenéis una fantasía y una originalidad que aún se ha incrementado un montón con la llegada del otoño.
El relato es estupendo y enternecedor, digno de ser recomendado esta semana y así lo haré , no te quepa la menor duda.
Un besote fuerte para tí.

Pedro dijo...

¡Pero que cosa más bonita! Y no solo la historia que esta muy bien, si no como la has contado. como va bajando al metro, la música y la idea del tetris es...¡Simplemente genial! Me dejas encantado y muy sorprendido con tu cuento de esta semana.

Un abrazo,

Pedro.

Pugliesino dijo...

Iban amaneciendo tu inspiración. Poco a poco el blanco se iba llenando de palabras que, al principio lentamente, iban, ya con mas decisión, hacia su destino en el tren de los colores y formas. Y así en los distintos andenes iban ubicándose las frases en sus vagones hasta que cuando la locomotora de la imaginación echó a andar todos le siguieron dejando a su paso un viaje de ensueño por las vías de esta maravillosa historia!!
Chapeau Cris! Un abrazo enorme!

Anónimo dijo...

Yo también me fijo en la variedad de colores en las multitudes, como si se tratara de fichas de parchís, pero tú me supera en fantasía niña...
Me encanta ese poder de creación que tienes a partir de un hecho cotidiano!
Un besazo y hasta la próxima semana D.M.

tormenta dijo...

qué chulo guapa!!
ole, ole y ole! desde luego eres una de las imaginaciones más privilegiadas de cuentacuentos, yo no sé ni como me sigo sorprendiendo contigo... porque te aseguro que nunca me he ido decepcionada de este lugar.
un beso guapa, y que siga volando tu imaginación siempre.
pd. gracias por los ánimos para volver y eso :) ...yo es que me hago de rogar con los comentarios, pero korsakov me gustó incluso más que esta.