domingo, 12 de agosto de 2007

Casa tomada*

Cuentacuentos 25


Nada más despertar, se gira y lo descubre a su lado. Está profundamente dormido así que Mónica se levanta con mucho cuidado. Sin hacer ruido, acerca un taburete al borde de la cama y se sienta a observar. Sabe que tardara en despertar así que disfruta pensando en como llevará a cabo su venganza.

Sonríe; ahora es ella la que tiene el control y no lo va a desaprovechar. Ahí está, tan tranquilo, durmiendo como si nada, a escasos centímetros. Está claro que está intentando burlarse de ella pero esta vez le ha salido el tiro por la culata. Es muy pequeño, casi del mismo tamaño que la muñeca de porcelana del tocador, que resiste rebelde a la transformación que ha sufrido el resto de la casa.

Todo empezó hace unos meses. Al principio Mónica no lo notó; sí...de vez en cuando las cosas desaparecían o cambiaban de sitio pero fue tan leve que no le dio importancia y supuso que era el estrés del trabajo que hacía que estuviera más despistada que de costumbre. Pasaron un par de semanas. Un día llegó a casa después de horas y horas en la oficina y su llave no abría. Llamó al portero para que abriera con su copia pero no funcionó; el cerrajero tampoco lo consiguió pero no se fue sin cobrar por el desplazamiento y soltar un supersticioso “será cosa de duendes”. Tras dos horas de intentos fallidos los bomberos solucionaron el misterio a hachazos.

Lo que le esperaba a Mónica tras la puerta astillada parecía una broma de mal gusto. Alguien se había dedicado llevarse una a una todas las baldosas de la casa y a poner...césped en su lugar. Además, el salón se había convertido en un enorme campo de amapolas y en uno de los baños había crecido lo que parecía un sauce llorón. Esto tenía que ser cosa de Ricardo, su ex marido. Le llamó pero nadie le cogió el teléfono. Entonces –luego se arrepentiría de ello- abandonó el piso en dirección al apartamento de él. Tras una larga charla artificialmente amistosa y unos cuantos gritos nerviosos, Mónica llegó a la conclusión de que Ricardo no había tenido nada que ver.

Cuando volvió al piso las cosas habían empeorado y mucho...Su dormitorio se había llenado de setas y margaritas. En la cocina habían surgido como de la nada una cascada y un riachuelo de agua cristalina que terminaba en un pequeño estanque situado en la terraza. Además toda la casa estaba llena de mariposas y en lo alto de una estantería descubrió un nido de gorriones. Paralizada, Mónica se sentó en lo que quedaba del sofá (con musgo incluido). No es que no le gustara el campo...pero no quería una reserva natural en su propia casa. Le pareció buena idea echarse a dormir, quizá de esa forma despertara de esa extraña y verde pesadilla.

Despertó poco después...; el sofá se había convertido en una piedra enorme repleta de musgo y había dejado de ser cómodo. En el hueco que antes ocupaba la televisión una familia de conejos curiosos la observaban desde su recién estrenada madriguera y los radiadores eran ahora un montón de arbustos de flores amarillas.

Mónica recuerda todo aquello con resentimiento...pero está repleta de una extraña felicidad: ahora tiene al culpable de todo aquello delante de sus narices, indefenso. Mónica se levanta sigilosamente del taburete. Ya sabe lo que hacer. En el trastero aún conservaba la vieja y enorme jaula para canarios de su abuela. Con eso serviría. Encerraría a ese pequeño diablejo y se desharía de él. La casa volvería a ser la que era con un poco de tiempo y dinero.

Cruza el pasillo lleno de hierba lo más rápido y en silencio que puede hasta llegar al trastero, única habitación que el intruso todavía no ha tomado. Una vez dentro Mónica encuentra enseguida la jaula pero antes de que consiga cogerla...la puerta del trastero se cierra de un portazo. Intenta salir pero le han encerrado. Está claro que no tiene buena suerte con las puertas.

Al otro lado, un hombrecillo con gorro rojo y en punta, con barba blanca, gafas extrañas y una tortuga a su lado, se pone a escribir. Parece que no está acostumbrado a ello y tarda un poco en terminar. Al rato aparece por el hueco de la puerta una breve nota con caligrafía un tanto infantil y que Mónica tarda en entender:

Ahora Puk dueño de casa ser. Señorita mala ser usted al querer atraparle; Puk muy enfadado estar y encierra para siempre a usted. Puk dar irónicas gracias por nuevo hogar.

Firmado: El duende Puk



Y es que hay veces que los cerrajeros tienen hasta razón.



*Nota: el título es original de un famoso cuento de Cortázar.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Caray neni!!! Que angustia ver cambiar así tu casa sin motivo aparente y que luego, cuando encuentras al culpable sea tan cabrón que te encierra!!!

Me ha hecho mucha gracia la notita que le escribe... Pero sigue siendo un capullo!!!

Mil besitos neni, y hablamos, si??

Anónimo dijo...

jajaja pues a mi me hace gracia el hijo puta del duende que por cierto y si no recuerdo mal se llama igual que el de sueño de una noche de verano. Y molaría que pudiera cambiar así tu casa ¿te imaginas? ahora ya que te encierren mal royo.

1 besito klov

Anónimo dijo...

¡Un capullo encantador el duende!, jaja. Besitos.

Luz de Luna

Carabiru dijo...

Jajajaja, me encanta, te estás convirtiendo en uno de mis numerosos cuentacuentos favoritos!!

Y le está muy bien empleado a la señorita, con la casa rechula que le montó el duende Puk.

Me lo estaba imaginando todo tal cual lo contabas, y me estaba fascinando el resultado!!!!!

Salu2 desde el girasol que crecerá en la esquina del dormitorio!!

Laura Luna dijo...

¿Y querías que publicara esta semana? Joder, después de esto, mi relato sería una vergüenza. En serio, Klover, me ha gustado mucho, por la originalidad y por el giro del final. La nota del duende, buenísima :)
Un beso,
Mun

Miss Lawliet dijo...

Menudo genio tiene Puk... y si es tan pequeño, no le vale con quedarse en un rincón? Pobre Monica, que la ha dejado encerrada para siempre!

Tan pequeño y con tan mala leche...

Besos que me ha gustado mucho reirme con este cuento.

Anónimo dijo...

Ya decía yo que tardaba demasiado en ir a casa y mucho más en limpiarla jejejejej. Me ha gustado tu historia, porque es original y porque me encanta los duendes y las hadas.
Besos

Pugliesino dijo...

El que sucederá atrapa al lector a lo largo de la narración hasta un final donde el cazador es cazado en un giro genial a la historia. El instante en que lo contempla, mientras nos distraemos con el recuerdo de lo que antecedió al momento y cuando ya lo vemos enjaulado zas!! un final inesperado!! El de los buenos cuentos!! Muy buen relato y el dibujo que le acompaña,la tortuga, la calma en contraste como la velocidad del final es genial.
Un abrazo!

Anónimo dijo...

Jajajaja. Me ha encantado el cuento, me he reído mucho. Pero no quiero a Puk en casa xD

Pedro dijo...

Jajajjajja ¡Que bien contado! ¡Que bonito!¡ Que original! ¡Que....¡¡¡TODO!!!

En serio me dejas ojoplático, un cuento fabuloso, muy bien escrito (me encantaron detalles como el nido de gorriones) y que personalmente me ha gustado muchisimo.

Un abrazo,

Pedro.

atenea dijo...

Jooooder con Puk (con perdón :P jajaja) si es que se cumple eso de pequeñito pero matón (o cabrón... oops!! perdón otra vez)

Me ha gustado mucho, es muy muy original... el duendecillo se las trae pero Mónica es una desagradecida, con lo mona que le estaba dejando la casa... y gratis!! jajajajaja Genial Cris, de verdad.

Siento lo que he leído en mi flog pero si sigues escribiendo cosas así te perdonaré eso de tener que pasar sólo por una casa y no por dos ;) Y pásalo bien por mi tierrinaaaaaaaaaaaa!!!!!!!

Muakssssssssss tocaya!