jueves, 29 de noviembre de 2012

Tarantela


Camino y silbo una tarantela. Los niños puestos en penitencia por hablar no pueden ni pensar en entrar cantando. Lo notaría en sus maleables rostros. ¡Señor Rimbombante! ¡Señor Rimbombante! Aquel pelirrojo, el del chicle de frambuesa, sí... ese mismo....acabo de percibir como un gusanillo, un diminuto hilo de poesía sobresalía por su oído izquierdo.

Mi mente aún es libre y camino y silbo una tarantela. Salto pecas, pequeñas bufandas, bailo trenzas y brillos. Aún no han logrado entrar, no han encontrado el resquicio. Subido en el tiovivo, hago muecas a mi futuro. Me columpio en aires alborotados e ignoro la boca del lobo, le arranco un diente. Hago volteretas entre libros y le cuento chistes a mi vientre.

Me subo en mi mismo y cabalgo, cabalgo, en una tarantela. Siento cada uno de los desquiciantes y eléctricos tonos. Tonos. Todo es tono. El viento se ha llevado mi cabello. Sigo cabalgando a toda prisa y a toda pausa. Todavía escapo a las garras que me amenazan, alzo las manos, nadie las muerde.

A mi lado, han alcanzado a otro. Es complicado de percibir, sin embargo lo siento como certeza. Salgo a correr pasillo a través. No sé hacía dónde dirigir mis pasos, tampoco lo sabía ayer, subido en una gran guinda de cumpleaños. La gran guinda de cumpleaños, mareantemente enorme, rojísima. Mole que no aplasta, juega a mi favor... A babor.

Piernas de alambre, soy un niño de piernas de alambre y mis sueños, como una tarantela, se pliegan sobre sí mismos, tímidos a veces, con la furia de la oronda guinda roja en otras tantas ocasiones. Vivo, como una tarantela.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Relato-retorno



 Vuelvo a escribir, el relato no tiene título; no estoy del todo conforme con el resultado (creo que es una historia bastante tópica) pero al menos he roto el silencio blanco del folio, lo cual es lo principal. El mes va de vueltas y es que hace unos días volví a subirme a un escenario, en esta ocasión de cuentacuentos. Habrá más ocasiones, lo cual me hace muy feliz. 

El relato-retorno es un regalo para una amiga, al igual que la ilustración que lo acompaña y en la cual se ha inspirado, obra del ilustrador Manuel J.Iniesta. 



Apretó los dedos contra el hueso, con fuerza, recreándose en la presión. Echando bailarines vistazos al calor del horizonte, acunaba su cuerpo sobre la tierra, roja como un órgano vital. Espectante. Su cabello, perdido entre un mar amarillo de trigal, crecía aleatoriamente; mechones a veces kilométricos, a veces diminutos cual pestañas, escarbaban el viento con parábolas, ondas, espirales. Siguiendo la tendencia aleatoria, de la melena surgían trenzas que tan pronto desaparecían, cambiaban de lugar o permanecían días y días, caprichosas. Violentas hogueras del tamaño de un erizo se hacían hueco entre el cuero cabelludo y pequeñas criaturas doradas se mimetizaban con los rizos, haciendo de ellos su parque de juegos, hogar y escondite.

Plomiza, elegante, invernal. La noche llegó y con ella la melodía de una flauta de hueso. La pasión se hacía palpable desde aquel preciso instante, haciendo cosquillas canallas a los animales del bosque, testigos de principio a fin de aquel amor amarillo. Y como siempre, llegado el momento, también lo eran de la ida de la noche que, con su sombrero estrellado de copa, se retiraba hasta la siguiente ocasión, cesando la melodía de hueso amarillo. 

Ella, desnuda y potente como un rayo, se dejaba amar por "Noche"... hasta que se le fue diluyendo la paciencia, la escasa que conservaba como criatura de fuego que era, envenenada de despedidas. Inevitablemente "Noche" desaparecía tras cada idilio e, inevitablemente, la dama dorada fue marchitándose primero, enloqueciendo después.


Azul oscura casi negra, "Noche" fue naciendo otra ocasión más en el interior de cuanto había y vivía.  Raíces, senderos, rocas, pulmones, corazones. Su toque acuoso y purpúreo llegó también a la rubia piel de "Día" que, devorada por la desesperación, se lanzó sobre su amante aprisionándole entre trenzas, serpientes y enredaderas de trigal. Confuso, asustado y sin respiración, "Noche" se zafó volátil, huyendo desorientado. Logró regresar pasadas tres semanas: ni rastro de lo que antes había sido "Día". Solo un ondulante río de oro serpenteaba entre las colinas. "Noche" la reconoció al instante. Se sumergió sobre sus aguas, acarició sus pálidas olas y, comprendiendo lo que había sucedido, se despidió con un espeluznante, sincero y helado abrazo. Decidió quedarse en el lugar custodiando, hasta el final de su tiempo, el río dorado. 

Cuentan que, en un rincón irlandés inaccesible y que cambia de latitud según los deseos del amante que quedó, la noche es eterna y un río sabe a cerveza. Cuentan también que la cerveza sabe mejor en las fauces nocturnas y que, si se afina el oído, aun se puede escuchar, entre taberna y taberna, pinta tras pinta, una leve melodía amarilla recorriendo las noches más oscuras, auténticas, cerradas. 


jueves, 8 de noviembre de 2012

Mercapuma



Desollinando, desollinando, estos lares desollinando... 

Como cada segundo sábado de cada mes, se celebra en la Plaza del Pumarejo, el Mercapuma (esta vez en su octava edición), lugar de encuentro entre gentes, bienes y... ¡alegrías! La moneda social el Puma se crea por y para la gente; teniendo como eje central la casa del Pumarejo (Sevilla), se eleva como gran alternativa al tantas veces mezquino y esclavista euro y en general, al sistema capitalista. El Puma ilusiona, motiva, libera...y cualquiera puede formar parte de su panda de "rugientes". 

Más información en: http://monedasocialpuma.wordpress.com/


Aprovechando que esta vez, por fin, el Mercapuma me pilla en la ciudad, estoy preparando nueva horneada de broches, que lucen más o menos así: